Conejo con tomate
Preparación del conejo con tomate
- Salpimentamos al gusto los trozos de conejo y lo dejamos reposando hasta que lo cocinemos. Pelamos los dientes de ajo y los cortamos en láminas.
- Lavamos la cebolla y los pimientos. Picamos todo en "brunoise" pequeña, para que luego prácticamente se deshaga en la cocción.
- En una cazuela grande y plana (donde cocinaremos todo el plato) vertemos una lámina de aceite de oliva virgen extra. Calentamos, añadimos las láminas de ajo y los freímos hasta que estén dorados. Retiramos.
- En el aceite bien caliente, freímos vuelta y vuelta los trozos de conejo, hasta que estén doraditos. Retiramos y reservamos.
- Al freírlo en aceite caliente, conseguimos que se selle la carne por fuera y resulte más jugosa por dentro. El conejo soltará sus jugos en el aceite y nos resultará una salsa deliciosa.
- En el mismo aceite, a fuego medio, sofreímos la cebolla y pimientos. Salamos al gusto y cocinamos unos 10-12 min. Queremos que se pochen, que se ablanden y cocinen poco a poco.
- Pelamos los tomates, les retiramos las pepitas y los picamos en dados muy pequeños. Deben de quedar luego deshechos al cocinar. Los añadimos a la cazuela, mezclamos y dejamos cocinar otros 10 minutos.
- Otra opción es usar una conserva de tomate natural entero, que vienen ya pelados y sin pepitas. En este caso necesitaríamos sobre 800 gramos.
- Añadimos el caldo de carne, una ramita de tomillo o romero fresco (según gustos), un buen chorro de vino tinto y removemos para integrar todos los ingredientes. Yo personalmente prefiero luego encontrarme tropezones en la salsa, pero si os gusta más homogénea podríais pasar la salsa por un chino.
- Ahora llega el momento de echar el conejo a la cazuela. Lo repartimos uniformemente y cocinamos a fuego medio durante 15-20 minutos, dependiendo de lo que apure vuestra cocina.
- A mitad de cocción, pasados 10 minutos, probamos de sal y rectificamos al gusto. Si no están los trozos de carne cubiertos por la salsa, les dais la vuelta a la mitad de cocción. Lo importante es que no se nos quede corta de líquido, y nos resulte demasiado seca.
Este plato puede degustarse tal cual, con una buena hogaza de pan artesano al lado para mojar en la salsa, o también hacer una guarnición de acompañamiento. Podrían ser unas patatas fritas o asadas, un arroz blanco o un puré de verdura y patata. He optado por picar unas patatas en dados y luego freírla. Servimos calentito en la mesa y a disfrutar de este plato sencillo y económico.
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