Una tragedia para Alcalá
Se trata de Eleuterio Sánchez López, un hombre nacido en la ciudad de la Mota y de Manuel Pérez González, un catalán de padre alcalaíno.
De acuerdo con las fuentes consultadas ambos son ingenieros y viajaban hacia Alemania en el avión por motivos relacionados con sus respectivos trabajos. En el caso de Eleuterio Sánchez tenía cincuenta y nueve años y había emigrado hacia décadas junto con su hermano y su madre. Residía en el municipio barcelonés de Mataró, estaba casado y tenía una hija de unos treinta años.
Según ha podido saber Diario JAÉN, su familia estaba relacionada con el cortijo de la Casilla de Romero y Sánchez había vivido en la calle Martínez Montañés —Llana— de Alcalá la Real. En el municipio también realizó sus estudios antes de partir hacia Cataluña. De hecho, en la ciudad continúan numerosos parientes, entre los que se cuentan diversos primos. A pesar del tiempo transcurrido desde su marcha, Eleuterio Sánchez no había perdido el contacto con ellos ni con la tierra en la que vino al mundo.
Por lo que respecta a Manuel Pérez González tenía su residencia en el entorno de Badalona (Barcelona). De treinta y dos años, era el resultado del matrimonio entre un alcalaíno y otra mujer, de acuerdo con las personas consultadas, también orignaria de la provincia de Jaén. No han trascendido otros detalles referentes a su vida, aunque sí se sabe que había viajado hasta Alcalá en numerosas ocasiones.
Desde el día siguiente al accidente, ocurrido el pasado martes en las cercanías de Seyne-les-Alpes, hubo rumores sobre la existencia de alcalaínos entre las víctimas mortales, una circunstancia que se confirma con el paso de los días. Sin embargo, los familiares de los fallecidos que viven en Alcalá la Real son reacios a hablar sobre el asunto, dadas las dolorosas circunstancias, entre las que se incluye un complicado proceso para recuperar los restos mortales y para identificarlos.
valdepeñas. Una tercera persona, el también ingeniero Carlos Milla Masanas, hijo de un valdepeñero afincado en la provincia de Gerona décadas atrás. En este caso, su defunción ha conmocionado al municipio de la Sierra Sur en el que continúa varios familiares.
El accidente costó la vida a todos los ocupantes de un Airbus A320. Cincuenta víctimas, un tercio del total, eran españoles, mientras que el resto de los muertos tenían otras nacionalidades como la alemana o la turca. El impacto contra el suelo se produjo en un área muy escarpada de los Alpes. En sus vertientes quedaron esparcidos los restos del avión y de las personas que se iban hacia Düsseldorf (Alemania).
Continúa el proceso para identificar a las víctimas
Las tareas de recuperación de los restos de los fallecidos continúan en los Alpes franceses en paralelo al proceso de identificación, que requiere que se extraiga ADN a los familiares, que han entregado alrededor de 4.500 muestras. Según Europa Press, los forenses habían logrado ayer aislar ya entre setenta y ochenta unidades de material genético aisladas de las víctimas, que deben cotejarse, de manera minuciosa, hasta encontrar coincidencias con las de los allegados. Medio centenar de policías y rescatistas trabajan sobre el terreno al que se accede mediante helicópteros. Una de las cajas negras fue localizada y analizada días atrás, pero la segunda, al cierre de esta edición, seguía desaparecida.
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