sábado, 4 de octubre de 2014

El papa destituyó a un obispo | Diario de Noticias y Actualidad de Loreto - Iquitos - Ucayali - Requena - Datem del Marañon - Mariscal Ramon Castilla - Alto Amazonas - Loreto - Maynas - El Diario Judicial de Loreto

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El papa destituyó a un obispo

- Señor, que tus pastores y ministros del culto vivan al servicio ministerial, sin caer en la mediocridad, la corrupción y la rutina:

Las relaciones al interior de nuestra Iglesia Católica, se volvieron tensas en estos días finales del mes noveno. El papa Francisco acaba de destituir a un obispo de la hermana Iglesia del Paraguay, acusado de supuestas irregularidades en su gestión y de críticas por proteger a un sacerdote de su diócesis-el argentino Carlos Urrutigoity, acusado de abusos sexuales. Rogelio Livieres Plano, miembro del Opus Dei, obispo de Ciudad del Este, fue separado de su cargo como parte de la tolerancia cero a la corrupción en la Iglesia, ejecutada por el papa Francisco desde inicios de su pontificado.
La medida aplaudida por la propia Conferencia Episcopal del país sureño, saca a luz un grave problema de comunión intraeclesial que producen ciertas actitudes y actos nada santos del clero. Monseñor Mario Melanio Medina, uno de los obispos más destacados de la Iglesia paraguaya, sorprendió a los medios radiales con sus declaraciones ante la destitución de Livieres: «Era un orgulloso, no quería renunciar, tarde o temprano se tenía que solucionar este tema. El Vaticano extirpó el tumor para iniciar la tarea de comunión, paz y unión dentro de la iglesia paraguaya».
Javier Miranda, presidente de la Asociación de Laicos del Alto Paraná, cuya capital es Ciudad del Este, donde Livieres era obispo, dijo que el prelado destituido «es un conservador alejado de la gente pobre». Este valiente laico, agregó, que su Asociación hizo una serie de denuncias de estafa ante el Vaticano, por manejos turbios de este jerarca católico, quién administraba donaciones y dinero en efectivo sin ningún control; la decisión del papa, siente que atiende a sus demandas de transparencia y de lucha contra la corrupción, dentro incluso de la propia Iglesia.
Y como era de esperarse, el obispo destituido se defendió de la medida papal. En una carta que dirigió a la Sagrada Congregación para los Obispos; Rogelio Livieres, consideró esta medida como «infundada y arbitraria» y que el papa Francisco «tendrá que  rendir cuentas a Dios, no a él» por esta decisión de separarlo; además, cuestionó la medida pastoral, denunciando ser víctima de una «persecución ideológica» desde dentro de la misma Iglesia Católica.
A propósito de la última frase escrita por Livieres en su carta, es curioso, que los acusados de corrupción dentro y fuera de la Iglesia, sean de la misma calaña. El obispo destituido, se siente un «perseguido ideológico» o sea, da a entender que por pertenecer al Opus Dei -congregación religiosa conocida por ser del ala conservadora de la Iglesia- es perseguido y desaforado. Por feliz coincidencia, el papa Francisco acaba de beatificar a Álvaro del Portillo, un líder carismático del Opus Dei, quien fuera sucesor del fundador José María Escrivá. No se trata entonces de una medida «ideológica» como aduce el pastor separado, sino de una medida contra los actos de corrupción, fueran clérigos conservadores o progresistas, sin distinción de ningún tipo.
Estas tensas relaciones, que agitan la barca de Pedro en aguas de turbulencias éticas y morales, son el signo del camino correcto para hacer frente a tanta corrupción que corroe no solo a las instituciones políticas, sino también a las religiosas. Al caso de este obispo paraguayo, se agrega, la reciente puesta en arresto domiciliario, por disposición del papa Francisco, del ex nuncio del Vaticano en República Dominicana, el polaco Josef Wesolowsi, de 66 años, acusado de utilizar su alto cargo eclesial para abusar sexualmente de niños y adolescentes. Un diácono, Francisco Javier Reyes, cercano a este diplomático eclesial, también implicado en el caso, denunció que el prelado durante su misión en Santo Domingo, en los años 2008 – 2013, cometió crímenes sexuales en contra de menores, y que también posiblemente pertenezca a una red internacional de pornografía y abuso infantil.
Todos somos pecadores, desde el papa hasta el barredor de la iglesia; es cierto, pero tenemos que distinguir el pecado del delito. El pecado, es toda acción transgresora  de la ley divina que destruye venial y gravemente al prójimo, a la naturaleza o a Dios y que es perdonado a través del sacramento de la confesión. En cambio el delito, es un acto punible que destruye irremediablemente al prójimo, a la naturaleza o a Dios, y es susceptible de un proceso judicial en el fuero civil para investigar, sentenciar y reparar el acto cometido. La pedofilia clerical y la estafa vestida con sotana, son delitos que deben ser denunciados ante el fuero civil, como cualquier delito común.
Que Dios padre todopoderoso nos ilumine para denunciar todo acto que atente la integridad humana y nos dé el valor para no callar actos de corrupción fuera de la iglesia y dentro de ella. Que Jesucristo, nuestro Señor, nos acompañe en la renovación de nuestra iglesia de la mano con el papa Francisco, que ha demostrado su firmeza para hacer de la Iglesia, un lugar donde se sanan las heridas humanas y no una instancia burocrática de ocio para el clero. Que el Espíritu Santo, nos de la fortaleza suficiente para ser profetas valientes, y no ser, jamás, cómplices de la corrupción política o eclesial. Amén.



stagduran
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