Por qué Nomura no apuesta por Santander: Brasil, capital y dividendos
Hasta hace poco Nomura prefería la inversión en acciones de Santander frente a BBVA. Ya no. La firma de análisis de origen japonés duda de la sostenibilidad del comportamiento en Bolsa del banco presidido por Ana Botín y acaba de rebajar la recomendación sobre el valor desde mantener la exposición a reducirla.
El informe argumenta «numerosos retos y riesgos para el banco» en los próximos doce meses que le llevan a situar el precio objetivo en 5,9 euros por acción. Esta referencia implica una ligera mejora desde los 5,8 euros de la anterior valoración y un potencial recorrido a la baja del 23% respecto a la última cotización. Los puntos débiles de Santander que justifican esta valoración son Brasil, el capital y la política de dividendos.
La debilidad de la economía carioca, que cayó en recesión en el segundo trimestre de 2014, es la primera amenaza que identifica Nomura. Brasil es, junto a Reino Unido, la geografía que más contribuye al resultado del grupo, y con unas previsiones de crecimiento oficiales de tan solo el 0,3% para el conjunto del año, todo apunta a que su aportación irá a menos.
La atonía brasileña aún no ha hecho mella en la calidad del activo de la filial, pero sí en la desaceleración del crecimiento del crédito al consumo, apunta. Y añade que solo una sustancial presión de los mercados logrará cambios de política económica para impulsar el crecimiento si las elecciones del próximo 26 de octubre avalan un segundo mandato de Dilma Rousseff.
El capital es la segunda sombra que se cierne sobre Santander. Sin poner en duda su capacidad de generación orgánica, Nomura apunta a la posibilidad de que el banco contemple acometer una ampliación de capital para aumentar sus ratios con rapidez. El detonante podría ser la presión de los mercados después de la publicación de los resultados de la revisión de la calidad de los activos (AQR) y del test de estrés del BCE.
Santander pasará los exámenes sin problema, aventura la firma nipona, pero el BCE dará a conocer la ratio de capital de cada banco en la versión de carga plena (fully loaded) de Basilea III, lo que incrementará el escrutinio de los inversores sobre el dato de la entidad. Aunque inédito, es inferior al de sus competidores, afirma.
«Santander tiene una de las ratios de capital fully loaded más bajas del sector», incide Nomura, tras recordar que el banco solo hace pública su previsión de alcanzar un 9% a final de 2014. Según sus cálculos, cerró 2013 con un 8,1% y a día de hoy se encuentra en el tercer puesto de cola en una muestra de 41 entidades europeas.
Otro talón de Aquiles de Santander, según el banco de inversión, es la sostenibilidad de su política de dividendos una vez que el BCE asuma la supervisión única en Europa. A pesar de la caída de la rentabilidad sufrida en los años de crisis, el banco ha mantenido el dividendo de 60 céntimos por acción desde 2009, con una mayor aportación en acciones y menor de efectivo.
Con el BCE de guardián de la solvencia de la banca europea, las limitaciones a la retribución al accionista podrían ir más allá de las actuales recomendaciones del Banco de España, que limita el pago en efectivo al 25% del beneficio y aconseja a las entidades que hagan un esfuerzo en moderar el recurso al scrip dividend, la fórmula que permite al accionista elegir entre dinero o títulos, plantea Nomura.
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